18 octubre 2008

Baudelaire

Selección de poemas Las flores del mal

Al lector
Bendición
El enemigo
El hombre y el mar
La máscara
Himno a la belleza
(Con su vestimenta)
Una carroña
Remordimiento póstumo
LXXVI Spleen
LXXVIII Spleen
El reloj
Paisaje
El cisne
A una transeúnte
Crepúsculo vespertino
El juego
(Yo no he olvidado…)
Sueño parisiense
En reniego de San Pedro
El viaje

13 octubre 2008

Madame Bovary, la orgía perpetua

El espíritu moderno equivale al deseo de emancipación del Hombre sobre la Naturaleza, a la que siempre consideró como inagotable.
Hoy día uno de los grandes temas es lo equivocada de esa visión. Por eso hoy hablamos de "recursos no renovables".
Resulta que, por ejemplo, uno de los recursos centrales para producir sociedad, el petróleo, se agota y eso ha determinado todas las batallas políticas y económicas de nuestro tiempo.

Cuando nos dimos cuenta de que la Naturaleza no era infinita se produjo un viraje al interior de la cosmovisión moderna.

Otro elemento es el afán de progreso: Más, Mucho, Mejor. Esto podría formar parte de lo que hoy llamamos bovarismo.

El cambio es otro elemento que se relaciona de forma íntima con el progreso. La idea es «no quedarse donde se está». Es un espíritu de cambio permanente y también de ruptura permanente, como diría Paz. Al ser cambio y ruptura también es culto por lo nuevo. Paz lo decía con dos palabras: pasión crítica.

Y precisamente el espíritu crítico lo entendemos como investigación, conocimiento, análisis y sobre todo, denuncia.

Secularización, por su parte, sería un cambio de ética cuya visión proclama que «Dios ha muerto», «Todo está permitido». Es una ética porque si Dios ha muerto, todo está permitido. Yo mando, yo delibero, yo le doy sentido a las acciones y valor a las cosas, yo las nombro.

El orden sería otro elemento del espíritu moderno que tiene que ver con organización, estructura, método, sistema.

Lo anterior nos remite a una categoría fundamental, la Totalidad.

Lo cual quiere decir que el espíritu moderno busca construir siempre una visión integrada, no una visión fragmentaria y caótica, sino interrelacionada y jerarquizada.

Este espíritu de orden es el espíritu racional que tiene un sentido de eficacia, sobre todo en la actualidad cuando la lógica de nuestra cultura es el pensamiento eficaz en términos de rendimientos y resultados, a lo cual podemos acceder teniendo una mente y una acción organizada, por eso hay que cultivar la mente, ya que esta tiende a ser dispersa.

Una de las características del espíritu moderno es esta especie de permanente frustración del hombre moderno cuando entra en la espiral del progreso y del consumo, porque tiene una trampa: nunca estás satisfecho. Alcanzas una meta y vas por otra. Nosotros necesitamos tener metas en la vida, y esto es algo que se fomenta en la escuela, en la familia, en todas partes. Curiosamente la meta que alcanzaste, en el mejor de los casos, se convierte en una frustración porque quieres más. Eso se convierte en una enfermedad, ya que también hay consumo de prestigio, no sólo de cosas. Y el mercado es tan perverso que te alimenta el deseo de prestigio.

Hasta hace unas décadas se veía mal que mostraras la etiqueta del sweter por ejemplo, pero hoy día nos lo ponemos al revés para exhibir la marca, ya que esta contiene el estatus. Así la marca te sirve para decir de ti lo que tú no puede decir de ti mismo. Y entre que te vas conformando con eso también lo vas deseando.

Esto forma parte del argumento básico que caracteriza al hombre moderno como el hombre neurótico de nuestro tiempo.

Por ejemplo en la escena final de El Abogado del diablo, Satanás dice al protagonista: «soy un humanista». El diablo, que es el humanista por excelencia, le dice al abogado «yo sólo te puse las cosas, tú decidiste». «Tú querías más, tú decidiste» y ahí se perdió, en su afán por querer más y mejores cosas.

Si la sociedad moderna es en esencia optimista, ¿de dónde proviene el pesimismo y la desesperanza de Madame Bovary?

De hecho la esperanza es un hecho fundamental en nuestra cultura judeo-cristiana, en las Escrituras, la Tierra prometida o el Reino de Dios, o para San Agustín, la Ciudad de Dios. Y a partir de ahí varias derivaciones sobre el tema, muchos de ellos españoles como Ortega y Gasset y Miguel de Unamuno, u otros como Ernst Bloch.

Algunos de ellos entienden la esperanza como la expectativa de adquirir algo y alcanzarlo. En ese sentido, la esperanza tiene una acepción muy terrenal, en otros autores la esperanza es una de las virtudes teologales.

Ahora, con respecto al pesimismo hay que relacionarla con autores como Gramsci, Adorno y Horckheimer, quienes hablan de la crítica como el “pesimismo de la inteligencia”, o a partir de Lukács, quien ve en la novela la historia del héroe problemático, la historia del héroe que busca valores auténticos en una sociedad degradada, el recorrido hacia el interior de sí mismo, lo que para Lukács es característico de las novelas modernas, novelas muy pesadas por su fuerte descripción psicológica.

Mario Vargas Llosa, en “La primera novela moderna” de su ensayo La orgía perpetua, subraya por lo menos tres cosas: el método, el trabajo intenso y racional que implica la novela y cómo esta constituye en sí todo un orden, una estructura, una organización que tiene como paradigma la construcción de la totalidad donde no quede ningún cabo suelto.

28 septiembre 2008

Ilustración

Ilustración: pensamiento en continuo progreso / El método

El método
En la película hay un problema tal vez no tan visto: la condición de lo femenino y de lo masculino.

La condición de lo femenino en el entendido de que lo femenino representa una especie de cultura, tiene sus propios valores, sus propios códigos de comportamiento. La mujer tiene una forma de reaccionar, es más sentimental que racional. Es racional pero nunca va a llegar a los niveles de racionalidad a los que puede llegar el hombre.

La mujer también puede ser sumamente calculadora pero tiene un límite. A lo mejor el límite tiene que ver con que ella lleva en sí el hecho de que ella lleva en sí la maternidad. Y puede que eso los diferencie. Tal vez por eso el hombre puede mirar a otro con un poco más de desparpajo, pero para una mujer todos pueden ser sus hijos, todos.

Tal vez eso no la deja ser tan racional, en el sentido de cálculo, tan cruel, que en un momento dado no intervenga la pasión y la eché abajo. Eso la película lo muestra muy bien, porque al final la muchacha pierde la pelea ahí.

Otro tema sobre el cual se puede discutir mucho es el tema del poder. ¿Cómo se relaciona una mujer y un hombre con el poder?

Se podría decir que uno de los puntos en los que podemos ver esta diferencia entre una cultura y otra tiene relación con el poder, en todos los ámbitos, en la empresa, en el amor, etc.

El hombre, en términos de amor pasión, ve al cuerpo de la mujer como un territorio que hay que conquistar. Las mujeres sin darse cuenta, saliéndose de su propia cultura, aspiran a ser conquistadas. La mujer, en el amor pasión, lo que hace es seducir.

Referencias sobre el tema de la seducción:

El Erotismo, George Bataille
La seducción, Jean Baudrillard
Erotismo y amor, Francesco Alberoni

Otro símbolo en la película es tanto el arriba y el abajo, además del adentro y el afuera.

Un símbolo más es la sociedad opulenta. Para entender la palabra opulenta hay que remitirnos a la palabra opus que significa obra y que genera palabras como ópera, operario y obrero. O sea, el obrero es el que produce obras, cosas. Sociedad opulenta tiene mucho que ver con el deseo de tener cosas, no necesariamente es riqueza, sino adoración por las cosas, fetichismo de la mercancía. Por eso no es descabellado decir que es la sociedad consumista.


Es la sociedad en la que se puede comprar algo totalmente inservible por el simple hecho de que es bonito.

La gran trampa de esta sociedad ansiosa por tener cosas es que ese deseo nunca se sacia y lo que se genera es frustración. Así, nosotros nos convertimos en seres neuróticos, porque vivimos corriendo detrás de la felicidad, pensando que ésta se encuentra en las cosas, en el afuera, queremos llenar un vacío interior con lo exterior.

Y el Mercado se ha montado en esa trampa. Con ese fenómeno tiene que ver el bovarismo de Flaubert.

El método representa el proceso de racionalización. Todo lo que ocurre en la película es producto del cálculo.

Hay un choque de valores, que es muy interesante porque se trata del choque de valores, llamémosle éticos o morales, modernos. No es que choquen valores modernos contra otros que no lo son. Todos son valores modernos.

También dentro del cambio de valores, se da un cambio del tipo de ser humano.

Ya hemos dicho que Moderno tiene por un lado la gran herramienta del Estado, y por otra la gran herramienta del Mercado. En medio tenemos el saber, el conocimiento.

El objetivo central del Estado es la cohesión social. Desde este punto de vista, la sociedad moderna tiene ciertos valores: solidaridad, respeto, tolerancia, lealtad, honestidad, justicia, igualdad, responsabilidad, disciplina, orden, etc.

Al Mercado no le preocupa mayormente el tema de la cohesión e integración social, lo que busca es ganar, obtener utilidades, beneficios. Sus valores son la competencia, eficacia, rendimiento, competitividad, resultados, productividad, ambición, etc.

Uno de los peores problemas que una persona puede tener en una empresa es carecer de ambición.

Entonces hay una especie de Razón que se aplica fundamentalmente a la constitución de la sociedad racional: el orden, la organización. También se trata de un rango de eficacia en tanto funciona para hacer sociedad.

Un gobierno no puede decirse que es eficaz si existe desintegración y degradación social, empleo, corrupción gubernamental, inseguridad, etc., si el propio Estado delinque y no aplica la ley.

El concepto de Ilustración

Para entender la dialéctica hablemos del dilema ético, que se da entre la Necesidad y la Libertad.


Necesidad en filosofía no tiene que ver con “yo necesito tal cosa” o las necesidades básicas de alimentación, etc. Necesidad tiene que ver con las condiciones objetivas o la determinación.

Dilema ético: Estamos en una situación de emergencia porque se ha producido un incendio y sólo hay posibilidades de salvar a una persona, somos cinco, ¿a quién salvamos; al más grande, al más chico, a la mujer, al papá? ¿Qué hacer? Ese es un dilema ético.

Con dilemas éticos nos enfrentamos todos los días. No lo queremos lastimar, peor hay que tomar una determinación, esa es la necesidad. Necesidad es “tengo que actuar”.

Decía Sófocles: «actuar o no actuar, tentando al destino».


O contra unos o contra otros. Nunca se puede quedar bien con todos.

Entonces, ¿qué hago? Tengo un espacio de libertad, pero estoy determinado por la situación concreta. El dilema ético se da en la dialéctica entre la necesidad y la libertad. En esa relación de da la dialéctica.

La dialéctica de la Ilustración es la dialéctica del saber en tanto desencantamiento y dominio del mundo, un saber especulativo en términos de teoría y en tanto un saber aplicado a la práctico, en términos de un saber operativo. Esa relación es la dialéctica de la Ilustración.

La Ilustración contiene esos dos momentos: primero saber cosas, el placer de la verdad, y después mejorar la técnica y la práctica, el placer de transformar el mundo.

La sociedad racional sale del encantamiento del mundo, del mito, constituye esto una especie de liberación, para una mentalidad ilustrada no basta el saber por el saber, sino que aspira a hacer de ese saber una aplicación en progreso continuo y acumulativo.

El pensamiento en continuo progreso es pensamiento incorporado a los objetos, a las cosas que se producen y esas cosas están en constante cambio por la tecnología. Una pluma es pensamiento en continuo progreso, un teléfono.

El pensamiento en sí mismo no progresa, pero progresa en la medida en que se plasma en un objeto. Y ahí se da el progreso del pensamiento.

Marx menciona en las tesis sobre Feuerbach: «Los filósofos hasta aquí han descrito el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo».

Cuando se habla de dialéctica no sabes que es primero, que es después, la teoría o la práctica. Muchas veces la práctica te lleva a la teoría y viceversa. No hay una causa primera, y por lo mismo carece de importancia saber qué es primero.

En el texto Adorno y Horkheimer dicen: «Lo que importa no es aquella satisfacción que los hombres llaman verdad, sino la operación, el procedimiento eficaz». «La técnica no aspira a conceptos e imágenes [Teoría], tampoco a la felicidad del conocimiento, sino al método».

La Ilustración aspira a la unidad, al sistema, como en la novela moderna. El sistema es la forma en la que se relacionan las partes. La Ilustración elimina lo inmensurable, es decir lo que no es medible. La Ilustración es totalitaria.

Entre verdad y eficacia hay una relación para el hombre ilustrado. Lo que importa es la aplicación del conocimiento. Que es el tema de cuando uno se enfrenta a buscar trabajo. Es la diferencia entre qué sabes y qué sabes hacer.

La dialéctica de la Ilustración está hablando de un tipo de sociedad racional, una sociedad determinada por la eficacia, la utilidad, orientada a resultados prácticos.

Porque han tenido un gran éxito la Revolución Francesa y sobre todo la Revolución Industrial, ya que condujo a la sociedad moderna hacia una lógica de Mercado. La razón tiene por un lado tecnología, objetos cada vez más sofisticados, y por otro lado, Mercado.

Como en la película, el hombre pasa a ser una pieza del sistema, del engranaje, de la sociedad vista como una máquina de producir cosas, de tal forma que tu nombre deja de tener importancia, eres un número, eres una especie de robot inteligente que si se enferma es desechable. En esa sociedad, o dialéctica, queda encarcelado el hombre.

Sobre esto llamaron la atención Horkheimer y Adorno en los 40’s y más tarde retomaría este punto en los 60’s Marcuse, quien dijo a los líderes del 68 en París que la utopía había llegado a su fin. Se terminó la idea de un mundo mejor, lo que viene es el mundo dominado por la razón instrumental y el Mercado, y en eso estamos hoy en día.

Cuando en materia literaria aparece en la sociedad moderna el romanticismo, lo hace como una reacción contra la ración práctica, porque esta se traduce en una dominación exacerbada de la naturaleza y del propio hombre, con fines prácticos. Entonces el romanticismo siendo un movimiento moderno es antimoderno.

El romanticismo exaltará la sensibilidad, los instintos, todo lo natural que hay en el hombre.

07 septiembre 2008

Razón




La novela es el género por excelencia de la modernidad.

¿Por qué La muerte de Iván Ilich es una novela moderna?


Primero por el afán de dominio de la naturaleza. Iván Ilich se resiste a la muerte, a la naturaleza. Y en segundo lugar, entendiendo modernidad como cambio, los personajes son muy medidos, muy calculadores. Mientras Iván Ilich se va enfermando, va perdiendo eso.

La definición central de razón es facultad de cálculo, la facultad de medirse. En ese sentido el hombre es un animal racional.

Una actitud sumamente racional sería preguntarme antes de salir a una reunión, ¿cómo me voy a comportar con fulano o fulana? ¿le doy la mano? ¿cómo se la doy? Si es una mujer, ¿le doy un beso o no? Todo tiene significado y dependiendo del mensaje que le quiero transmitir actuaré de una u otra manera.

El hombre racional es medido porque está preocupado por los resultados y quiere sacar partido de las cosas. Yo me mido en el comportamiento con otro en términos de eficacia.

Otros rasgos del hombre moderno:
Pérdida de espiritualidad (el hombre suple a Dios como centro del universo)
Individualidad (resultado de la visión anterior)

Por tanto:
Tiene la capacidad de crear y modificar su existencia y el mundo.
El Todopoderoso es el hombre.

En La muerte de Iván Ilich, se revela que el personaje (y el hombre) no tiene control sobre la muerte. Se revela impotente.

No vivimos en la modernidad con la conciencia de morir. Es un asunto ajeno a la vida del hombre. Con la ciencia y la tecnología intenta postergarla, porque la muerte “no debe ocurrir” y por eso nos ponemos muy contentos cuando vemos que la expectativa de vida ha crecido mucho.

Tampoco está incluida en la visión moderna la enfermedad ni el dolor. Sin embargo todos estos hacen que el ser humano le de sentido a su vida.

Sólo te das cuenta del dedo meñique cuando te pegas en él, si no, te pasa desapercibido.

La muerte de Iván Ilich: el abismo de la existencia.

Dicen los que saben, Bolaño concretamente, que el arte de la novela consiste en asomarse al abismo de la existencia humana sabiendo que este te va a devolver la mirada y probablemente te devore y te lleve hasta adentro; esos son los valientes, los que son capaces de asomarse al abismo a sabiendas de que te va a devolver la mirada; hay otros que se asoman al abismo y prefieren mirar para otro lado y terminan las novelas con un final feliz, con bodas y campos. Hay otros que se van hasta adentro junto con la mirada y salen de allí, después de hurgar, caminando, con dignidad pero enmierdados.

RAZÓN

En su artículo, Wellmer hace un análisis del pensamiento de Weber.

¿Qué quiere decir cuando menciona que modernidad constituye esencialmente un proceso de racionalización?

Si yo digo, vamos a racionalizar un poco las intervenciones que están teniendo, ¿qué estoy diciendo?

Decíamos que razón significa facultad de cálculo. Y calculamos acciones con el objeto de mejorar la eficacia de las mismas. La razón es esencialmente práctica. Si se trata de que las acciones sean eficaces, queremos decir que aporten ganancias. Más cosas con menos recursos, ya sea materiales, humanos o financieros.

¿Cuál sería la pregunta aquí? : ¿Cómo?

El cómo es el proceso de racionalización: división del trabajo según capacidades, habilidades y destrezas, reglas generales, cálculo de materiales, distancias y gastos.

Entonces moderno, modernización o modernidad es una categoría directamente vinculada con el proceso marcado por la Revolución Industrial. En el corazón de la modernidad operan tanto la Revolución Francesa como la Revolución Industrial, y ésta última inaugura la nueva etapa del capitalismo, en la que de lo que se trata es de producir para el mercado.

Así, en la modernidad estará siempre latente el principio del método, de la organización, del cálculo, de la sistematización, con el fin de obtener cada vez mejores resultados.

¿Y esto qué tiene que ver con la novela?

La novela moderna presenta todas estas características: debe ser eficaz, en sus personajes, en su narración, en la captación de la atención del lector, en la organización de los temas, en la configuración de la estructura, el sistema de la novela.

Wellmer dice: «Para Weber [moderno, modernidad o modernización] está concebida como un proceso de racionalización progresiva», y la racionalización significa un aumento de la racionalidad. Pueden distinguirse tres aspectos diferentes en el concepto de racionalidad de Weber; deliberada, formal y discursiva.

1) Deliberada: En su sentido más limitado, la racionalidad significa para Weber la elección de los medios más eficientes para realizar objetos predeterminados. Esto nosotros lo aplicamos en cualquier cosa, en nuestras tareas, en un viaje determinado, “¿por qué camino me voy?”. Ese es un ejercicio de racionalidad.

Nosotros estamos hechos de esto todos los días y a cada rato.

2) Formal: En un sentido más extenso el concepto de racionalidad significa la imposición de un orden coherente y sistemático sobre la diversidad caótica… la universalización del caos. O sea es el tema de la introducción del orden. “A ver cómo nos organizamos internamente para producir”.

Esto también va a tener que ver con la novela: primero hay que elegir los medios con los cuáles va a trabajar el escritor, sobre todo al interior de la novela, cómo organizar el relato. Y uno se puede dar cuenta de que hay novelistas ampliamente racionales, que van dosificando la información que van dando al lector.

En la sociedad también se lleva a cabo un ejercicio de racionalización: el Estado es la gran instancia ordenadora de la vida social. La sociedad moderna se ocupa del orden de la sociedad y regula el comportamiento de los individuos por medio de la Ley.

Si no respetamos las leyes se produce el caos.

La sociedad moderna es la sociedad de la Ley y es la sociedad de la Educación del ciudadano en función de que la esta pueda funcionar.

Nosotros como sociedad mexicana no hemos alcanzado este grado de racionalización de la sociedad y desempeñamos una existencia caótica, cada quien hace lo que quiere; lo menos que existe en México es el respeto a ley, a la norma, al reglamento; eso nos lo brincamos.

Y tal cosa tiene un costo muy caro: somos una sociedad sin competencia, sin calidad en los productos, ineficaz, derrochadora, sin control; los políticos se apropian de todo, no hay transparencia en los gastos.

En tal sentido Weber menciona que la sociedad moderna es un continuo proceso de racionalización, de elección de los medios eficaces para obtener los mejores resultados, de organización de todos los recursos para introducir orden en las acciones, orden y método, al grado que puede llegar a ser fría en ese terreno. No permite que se mezclen las emociones ni los sentimientos.

Si necesito una persona que organice los recursos humanos voy a buscar una persona fría que no se conduela de los demás, alguien que piense en la eficacia y no en los sentimientos, y por eso llega a ser cruel.

3) Conceptual/discursiva: Es el sentido más intelectual de la razón. El que se refiere a salir del encantamiento de la naturaleza, de la ignorancia, y entrar al reino de la verdad científica.

Los procesos científico y tecnológico siempre van entrelazados, son investigación y aplicación. Por eso determinadas empresas buscan financiar a las escuelas o facultades que se dedican a la investigación, como Química e Ingeniería. Difícilmente una empresa financiaría a la Facultad de Filosofía y Letras, pues no produce nada concreto.

Entonces, hoy Ciencia y Tecnología significan método, sistema, orden, organización, eficiencia, rendimiento, resultado. Eso es lo que se valora hoy día, son los grandes valores de la sociedad moderna. Hoy día, la Universidad está sometida tremendamente a la presión de los resultados. Por ejemplo las exigencias de Conacyt para entregarle financiamiento a algunos programas.

En el terreno de la literatura esto también funciona. Se trata de escribir con un lenguaje eficaz. La eficacia del lenguaje en una novela o un libro significa que tú lo tomas y no se te cae en la página cinco. No se te cae quiere decir que no lo cierras porque te aburre.

Hay autores excelsos que empiezan diciendo cuál es el final de la novela, como Ernesto Sábato, en El Túnel, que empieza diciendo “Yo soy Juan Pablo Castell y maté a María Irybarne”. Más radical es el caso de La muerte de Iván Ilich, que desde el título te dice de que trata y en qué va a terminar. Entonces, te atrapa porque te interesa cómo llegó a eso. En ese sentido la novela es también un proceso de racionalización.

En la novela se da la administración de las emociones, del flujo de situaciones, de tal manera que una novela erótica no se te vaya solamente por el erotismo porque te va a aburrir.

Estas tres características no se dan separadas sino siempre entrelazadas.

Toda la sociedad moderna es ese proceso imbricado de racionalización.

La muerte de Iván Ilich

La muerte no tiene cabida en la modernidad. En una cultura en la que estamos orientados hacia el futuro, la esperanza, el control sobre los procesos naturales, obviamente la muerte no tiene cabida.

Tenemos control sobre la enfermedad, tenemos control sobre la muerte en la medida en la que hemos podido postergarla, sin embargo no se deja y todavía ocurre. Entonces ahí también está presente una de las características de esta novela.

Se dice que antes de morir pasa toda tu vida en una fracción de segundo, porque es el gran balance, como el envejecimiento: “bueno, ¿qué hice?”. Cuando se tienen más de 60 años comienza el balance. Sabes que llegaste al final, que estás en el tramo final. Siempre pudo ocurrir, pero si no ocurrió ni a los 5 ,10, 25, 35, 48, 57, 63… lo más probable es que ocurra en algún momento ya próximo. Y cuando sabes que llegaste al punto final y te faltan algunos metros, es como acercarse al morir con más tiempo que esa idea en la cual toda la vida pasa un segundo antes de morir. Y viene la pregunta ¿y? ¿esto fue todo? ¿a qué me dediqué? A ir a la escuela toda la vida, trabajar como un verdadero animal, porque luego te casaste, tuviste hijos y tuviste que educarlos. Bueno, cuando tienes el primer hijo nunca piensas que el día que nace es el primero de 25 años seguidos, sin parar, sin respiro. Eso lo piensas cuando al cabo de los 25, 28 o 30 y entonces respiras y te das cuenta que ya es tarde.

Este es el sentido de La muerte en Iván Ilich, ¿cómo la muerte es el principio de la vida o lo único que le da sentido a la vida? Porque la valoras de nuevo, ya estás al final.

Hay un poema de León Felipe y él solía decirlo no sólo en el poema: «sólo al final de la jornada el hombre puede decir quién es». Ya que viviste y llegaste al final puedes decir quién eres.

Un matiz:

Moderno es una cultura, es un tipo de hombre y es al mismo tiempo un tipo de sociedad.

Se caracteriza porque tiene muchas caras. Mínimo dos: Estado y Mercado, que son al mismo tiempo dos grandes herramientas, dos grandes instrumentos y son dos grandes fuerzas. Y estas dos caras están en la sociedad, dentro de la cultura y dentro del hombre moderno.

Es una cultura contradictoria además, porque hacia donde jala el Mercado, muchas veces es todo lo contrario de lo que quiere el Estado.

¿Qué quiere el Estado o para qué está?

Es un medio de cohesión y de coerción. Esta para ambas cosas y las ejerce de varias maneras.

Al Estado lo que le interesa es que haya sociedad, que funcione el contrato social, que no estemos todos contra todos.

Busca todos los mecanismos tendientes a permitirnos vivir juntos. El primero de ellos es la Ley. Lo que quiere decir que «a Itzel le pertenece este cuadrito, este terreno, no invada acá que le toca a Susana». Porque el “respeto al derecho ajeno es la paz”.
Aparte de la Ley, el Estado agrega Educación. Por eso en principio de los tiempos modernos, la función de educar estaba a cargo del Estado para formar ciudadanos.

El ciudadano es muy consciente de que tiene intereses pero también los demás. Entonces él se maneja dentro de la ley. El ciudadano asume derechos y obligaciones.

La construcción del ciudadano es la primera garantía de que no nos vamos a matar.

El Estado tiene además dos instituciones que son claves: la cárcel y la clínica (medios de readaptación social).

Para que todo marche bien dice el Estado, voy a asegurar Educación, Salud y Empleo para todos. Y voy a generar un mecanismo solidario, lo cual quiere decir que con los impuestos que pagan los ciudadanos, pero sobre todo los más pudientes, vamos a compensar aquellos pocos impuestos que pagan otros y con eso constituimos lo que se llama el presupuesto de la Nación.

Con ese dinero se financian programas de Educación, Salud o Empleo. Tenemos una serie de programas con el fin de que nadie se quede fuera del círculo social. Porque si alguien se queda fuera y no se le facilita que tenga lo que le hace falta, el racionamiento de la teoría estatal dice que ese individuo va a delinquir, lo cual genera el caos.

Este Estado moderno así planteado es una maravilla, que funciona en torno de un principio ético: solidaridad.

Entonces, la modernidad desde este punto forma hombres cabales, forma un tipo de hombre íntegro, responsable, respetuoso, ordenado, disciplinado, solidario, “educado”, etc.

¿Cuál es la función del Mercado?

Producir y ganar. Producir más con menos. Para lograrlo, los derechos sociales no cuentan, porque cada derecho social cuesta. Y si financio los derechos sociales desde mi empresa voy a encarecer el proceso de producción de este producto porque le tengo que agregar esos costos. Pero a la empresa vecina, el producto le cuesta menos. Entonces, no soy competitivo.

El gran valor del Estado es la solidaridad y el gran valor del Mercado es la competitividad.

Hacemos este matiz porque en la modernidad están presentes ambas fuerzas. Y todo esto es Razón e Ilustración.

Estas dos grandes fuerzas son dos visiones distintas dentro de una misma visión de mundo, el regido por la razón.

Se puede hablar de dos grandes momentos en la modernidad. Un momento original en el que el Estado tiene una enorme dimensión frente al Mercado que es muy chiquito, a tal punto que por la gran fuerza del Estado, el Mercado está dentro del Estado. Esa es la sociedad moderna clásica, en la que lo central era el poder estatal.

Pero el Mercado es una fuerza que siempre está golpeando, prueba de ello son las dos Guerras Mundiales del siglo XX, que son producto del Mercado, también la Guerra Fría. Hasta que en los años 70’s la fórmula se invierte: Mercado-Estado, y esta ha pasado a regir en el mundo, la visión de la eficacia, de la ganancia, de los resultados.

Hoy el Estado es una entidad chiquita amarrada por las fuerzas económicas. Quedan ciertos residuos de este Estado. En México un ejemplo de esos residuos es la UNAM, porque si se intenta privatizarla eso puede desatar una situación de caos en el sistema y desestabilización política en el país.

Cuando en medio de la modernidad, fines del siglo XIX, en plena sociedad moderna con el poder del estado a todo lo alto, aparece el romanticismo en el campo de la literatura, aparece como un movimiento contra la modernidad.

Pero contra la parte de la modernidad en la que la razón es aplicada al dominio de la naturaleza, contra la razón instrumental u operativa. Porque el romanticismo es una reivindicación de todo lo natural y de todo lo natural que hay en el hombre.

Entonces el romanticismo es un movimiento moderno y a la vez antimoderno.

Así como hay Estado-Mercado, Mercado-Estado, hay dos tipos de razón: razón especulativa y razón operativa, y las dos son modernidad. Hasta hace poco el ideal de hombre era el erudito, el intelectual, el sabio, el gran pensador. Hoy día el gran ideal es el gran vendedor.

¿Cuál es el gran escritor hoy en día? El que vende más.

Cambia también el criterio, porque cambia la visión, el parámetro, porque el mundo también cambió. Y como un hombre como León Tolstoi fue capaz de decir, allá por fines del siglo XIX, cuando el romanticismo atisbaba a dónde nos podía llevar el Mercado y la razón operativa, él fue capaz de denunciar al hombre convertido en mercancía útil, al hombre visto nada más como fuerza de trabajo que a la hora de la muerte muestra toda la vulnerabilidad que tiene, ya no sirve, dejó de funcionar en el engranaje.

El genio de Tolstoi radica en haber visto esto hace más de un siglo. Porque La muerte de Iván Ilich da muestra de la muerte de esta sociedad en la que se privilegia el pensamiento especulativo, el pensamiento creativo, la preeminencia del intelectual. Hoy día nuestros intelectuales son los comentaristas televisivos: Joaquín López Dóriga, Adela Micha.

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26 agosto 2008

La muerte de Iván Ilich

por Kin Navarro Reza

Tolstoi describe la muerte del burócrata Iván Ilich, ésta es consecuencia de una terrible e indeterminada enfermedad que los doctores son incapaces de tratar correctamente.

Durante el desarrollo de dicho padecimiento Iván comienza a ver de forma distinta a los elementos que componen su vida. Ni muy rico ni demasiado pobre la vida de Iván transcurrió de una forma tranquila y aparentemente normal.

Para Iván su vida ha sido un éxito. Ha cumplido con todo lo que debía, ¿qué acaso no triunfó a diferencia de su hermano? ¿No tiene una esposa diligente y amorosa? ¿No es un padre amoroso, un juez intachable, un gran amigo? El frágil mundo de Iván se viene abajo, al rozar la muerte se da cuenta de la terrible verdad, él sólo vivió siguiendo las metas que le imponía la sociedad. No decide estudiar la carrera de leyes por gusto propio sino por el dinero, el poder y la movilidad social que ofrece.

Su matrimonio es un lugar vacío, no se casa por amor sino por inercia, la relación con su esposa mejora o empeora según el bienestar económico y el prestigio social. Nunca fue un verdadero padre, ya se menciona dentro del propio libro lo mucho que se esforzaba por mantenerse alejado de su familia lo más que pudiera. Sus amigos son compañeros de trabajo y cómplices de su vicio (el whist), pero nunca son amigos reales, no comparte nada verdadero con ellos. Su vida, tan acomodada y apacible, resulta una gran mentira, habría que ver porque muere: un golpe en el costado por acomodar una cortina.

Aquí se plasma una sociedad enajenada por el dinero que les da prestigio y aceptación. Eso es lo que persiguió Iván Ilich durante toda su vida.

Esta sociedad se esfuerza en mantener las apariencias siempre, en no salirse de lo que es considerado normal por quienes dominan y así, la muerte, algo tan vital, les parece ajeno y horrible. No dudan en sacar el mayor provecho de ella sin sentir misericordia persiguiendo a su vez metas vacías y simples o en palabras de Iván: "No, nada fue como debía ser-".

En suma La muerte de Iván Ilich refleja el vacío en la vida de las personas de las clases sociales medias: indiferentes, obtusas, rutinarias, moldeables. Embriagadas por el poco poder y dinero del que pueden disponer, se abren paso pisoteando diplomáticamente a sus “compañeros” en la carrera por poseer cada vez más, de ser mejores.

Moderno

1. QUERELLA ENTRE ANTIGUOS Y MODERNOS.

La tradición es como en el caso de México el día de muertos: se trata de un rito vigente, una tradición vigente hoy que estamos en plena modernidad.


“Somos modernos, abiertos al cambio pero hay cosas a las cuales no me permito cambiar”.





Una primera acepción de Moderno es lo actual, lo novedoso.



Ejemplo 1. “Soy muy ‘revolucionario’ pero voy a ir el 12 de diciembre a la Basílica de Guadalupe”.

Ejemplo 2. “Estamos en una fiesta, relájate, no seas tan acartonada”

-Sí pero no lo voy a hacer (va contra mis principios).

-Pero qué, si al fin todos le entramos.


Entonces, esa querella la llevamos al interior de nosotros mismos y de la sociedad.

Tradición es repetir, cuya expresión es el rito que reconstruye el mito.

El tiempo es cíclico en esta visión (PREMODERNA).


Premoderna es la civilización cerrada, en la que el hombre está integrado en la naturaleza. La eucaristía es un rito cuyo mito es la salvación de los hombres por intercesión de Cristo.


2. MODERNO : HOMBRE : RAZÓN


El hombre se pone por encima de la naturaleza, es el centro de la modernidad. Lo moderno no es la ruptura con la tradición sino la tradición de la ruptura. La entrada del imperio de la razón es lo que provoca el cambio.


RAZÓN: autoconciencia, discernimiento, crítica, evaluación, CÁLCULO. La razón es la potencia que utilizará (y utiliza) el hombre para ‘cambiar’ el mundo, para transformarlo.


El hombre armado con la razón crea objetos (instrumentos) para él [transformando la naturaleza. “Hundiendo las manos en lo genital de lo terrestre”].


El hombre, que pertenece al mundo de la naturaleza, se ha salido un poco de éste para dominarlo y determinarlo, entrando en el mundo de la civilización.


Pensamiento especulativo / Pensamiento operativo

La especulación brinda subjetividades. La operación genera resultados.


Por eso la razón no sólo es la base del cambio premoderno/moderno, sino también es la base de la transición moderno/posmoderno.

3. VISIÓN LINEAL DEL TIEMPO


En la modernidad, la concepción del tiempo se vuelve lineal, el futuro se convierte en la promesa, una especie de mito. La revolución cambia su sentido y ahora se trata de una ruptura violenta.


Para los premodernos el tiempo es el pasado; para los modernos, el futuro [germen de las esperanzas y las utopías].


El rito de los modernos será todo aquello con lo que se pueda “repetir el acto de rechazar la tradición”.


Armado con la razón, el hombre privilegia el tiempo lineal que conduce hacia el progreso, ya no al tiempo cíclico sino la historia.

Como se privilegia la visión del progreso y el desarrollo, al cual se accede a través de la ciencia y no hay más futuro que ese pues Dios está en franca retirada, se rechaza todo aquello que contradiga o rompa esta visión ideal de la vida, el crecimiento: la muerte.





13 agosto 2008

Panorama

El mundo experimenta la crisis de civilización y el cambio cultural más radical y acelerado de la historia. La gran revolución científico-tecnológica de las últimas décadas constituye el factor determinante que ha derribado los paradigmas de la modernidad, lo cual se refleja en los campos de la economía, la política, la técnica, la filosofía, las artes y la cultura en general.

Para la cultura moderna el hombre es la medida de todas las cosas; la naturaleza se encuentra a su servicio; la razón es un instrumento y un valor en el que se fundamenta la experiencia de lo real y además es la fórmula con la que el hombre construye su verdad y visión de mundo.

Una civilización se derrumba y enfrentamos el cambio de paradigmas y pautas culturales en los ámbitos de lo político (del estado al mercado), lo social (del ciudadano al consumidor), lo filosófico (de la totalidad a la fragmentación de la realidad), los valores (de la solidaridad a la competencia), los motivos (de las ideas a los deseos).

El fenómeno literario no queda fuera de esta transición y por eso ocurre el paso de la novela total a la novela sin materia, o bien el paso del héroe problemático al héroe modular.

Se perfila pues el fin de la era moderna y emerge un nuevo universo humano conocido como posmodernidad, donde se pierden los afectos; los modelos de profundidad son sustituidos por imágenes visuales y modelos computacionales; desaparece el sentido de la historia, y la totalidad pierde su razón de ser dentro de una realidad cada vez más virtual y fragmentaria.

Es la condición posmoderna de nuestro tiempo, a partir de la cual tiene lugar un nuevo tipo de ser humano, capaz de adecuarse a lo cambiante, lo incierto y la ausencia de futuro. ¿Se trata de una nueva lógica cultural? ¿Cómo refleja la literatura –concretamente la novela- esta crisis y este nuevo tipo de ser humano, un ser ligero y frívolo: el héroe modular?

En este curso, reflexionaremos en torno a estas y otras interrogantes emprendiendo una ruta crítica con enfoque filosófico para comprender a fondo la transición Moderno/Posmoderno y su impacto en la literatura y algunas expresiones cinematográficas de nuestro tiempo.

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