28 octubre 2009

Más allá de la razón (4)

Las lecciones vitales de Novalis

Aunque ya hemos comentado con alguna profundidad Los himnos a la noche del icónico poeta alemán Novalis, sería interesante acercarnos a él de una manera un poco menos académica y más bien vital. Esta idea nos surge a partir de la gran cantidad de teoría que se realiza con un afán puramente teorético, esto es, con el único fin de generar un conocimiento abstracto, el cual no llega nunca a realizarse en el mundo de los hechos. Pensamos que la teoría es siempre una fase previa de la prática, que es necesario que todo aquel conociemiento que se genere en el aula académica llegue a constituir una herramienta vital para el estudiante, porque, de otra manera, sería un conocimiento muy pobre.

Así, nos surgen algunas interesantes preguntas que podríamos formular a partir de la obra poética de Novalis: ¿Para qué nos sirve toda esta cuestión del idealismo mágico de Novalis? ¿Qué importancia puede tener en la vida cotidiana? ¿O es algo que sólo puede quedarse en el ámbito intelectual? Y si no, ¿Cuáles son las grandes lecciones que podríamos desprender del autor, y del romanticismo del autor? Pero, antes de intentar responder esta última pregunta, que es la que en verdad nos interesa, tratemos de responder algunas otras.

¿Cuál es el punto central del idealismo mágico? Parece ser que el cometido principal de éste es desprenderse de la vida terrenal, para lograr alcanzar la verdad pura, no mediatizada por algún tipo de codificación artificial, que sólo nos daría una visión parcial, mas no auténtica.

¿Cuáles son las herramientas de que se vale Novalis para conseguir lo anterior? En una primera instancia podríamos pensar que es el sueño, el cual es para el poeta un medio de conexión con el más allá espiritual. En segundo término podemos pensar que es la imaginación, con la cual los hombres podemos crear mundos impresionantes, que desafían toda razón. Sin embargo, la herramienta más importante para Novalis es la voluntad: el hombre, parece decirnos el autor, es capaz de transfigurar cualquier suceso, de aniquilar, en pensamiento, a la vida misma. Es posible, mediante un acto mágico de la consciencia, forjar los hechos a la medida del sujeto. Somos capaces de lograr milagros.

¿Cómo podemos interpretar el cometido central de Novalis, es decir, el alcance de la verdad? Podemos pensar que se trata de una liberación con respecto de las cadenas que la mente le pone al sujeto, de la manera como éstan determinadas todas sus acciones: casi automáticamente. En otro sentido, podríamos pensarlo en términos de salvación, casi a la manera cristiana, pues consiste en la emancipación de las ataduras terrenales, que nos conducen a un poder espiritual muy intenso.


Ahora intentemos volver a nuestra pregunta inicial, que constituye en realidad nuestra reflexión principal: "¿Cuáles son las grandes lecciones que podríamos desprender del autor, y del romanticismo del autor?" Podemos pensar que de alguna manera el autor intenta decir que para él, y para muchos otros, la realidad última no se encuentra en la vida cotidiana, que no es ahí donde el hombre puede encontrar su realización. Existen otros planos de existencia, y no es nada gratificante quedarse en los planos superficiales. Novalis realiza un viaje a ese otro plano más espiritual y regresa a la vida cotidiana con una nueva visión de las cosas, renovado, con nuevas herramientas para actuar en la vida cotidiana.


Podemos saber muchas cosas, pero ¿para qué nos sirve tanto conocomiento si sólo permanece en el estado abstracto? ¿Somos felices, mejores en la vida, viviendo en la abstracción academicista? El tema de fondo de esta reflexión es acerca de cómo se integra el conocimiento en nuestra personalidad y cómo se desarrolla ésta en la vida cotidiana. Esta es la gran lección que podemos desprender de Novalis: aprender es cambiar, transformarse.

21 octubre 2009

Más allá de la razón (3)

El lado oscuro es el verdadero lado claro

Después de haber dado una breve, y sin embargo profunda, introducción al mundo del romanticismo, sería interesante acercanos a una obra determinada para intentar entender este movimiento ya no desde la abstracción teórica, sino desde la literatura misma. Nos parece que la obra de Novalis es adecuada para esta tarea, pues ha sido considerada por los estudiosos como excelente representante de éste.

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En específico, los Himnos a la noche es la obra que mejor representa las ideas que el autor tenía acerca de las cosas, del mundo, las cuales se concentran en lo que él mismo llamó idealismo mágico. La pérdida de Sofía, su prometida, marcó vitalmente al autor, y fue el disparador que lo entregó a una profunda reflexión acerca de la vida, a partir de la desesperación, el dolor y la depresión. El resultado de este intenso trabajo emocional será el idealismo mágico: Novalis aspirará a llegar a morir espiritualmente sin experimentar la muerte física, y todo por medio de la pura voluntad.

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Sofía estaba muerta en este mundo, pero hay otro mundo, un más allá, donde su amada seguía existiendo. La tarea cosistía entonces en llegar a ese otro mundo ideal (en el sentido de no material, en su ascepción de trascendente), por medio de la liberación de las ligas que lo unían al mundo terrestre. Pero, ¿cómo lograr esto, cómo aspirar a la libertad trascendental, cómo llegar al espacio sagrado donde su Sofía seguía existiendo? Aquí es cuando entra el factor mágico del idealismo mágico.

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La revelación viene hacia Novalis mediante un sueño, a la hora de la noche, de la oscuridad. Ésta le muestra que en la vida hay (simbólicamente) dos centros, uno en el día (la razón) y otro en la noche (la intuición). El día equivale a la luz, la lucidez, la vigilia, el tiempo finito, lo efímero, el método, el concepto, la verdad construida: es el mundo de las apariencias, de la aprehensión sensible y, por ende, engañosa y superficial, de las cosas. Por el contrario, la noche equivale a la oscuridad, la embriaguez, lo onírico, el tiempo infinito, lo eterno, el éxtasis poético, el símbolo, la verdad revelada: es el mundo de la autenticidad, de la percepción, de la interiorización profunda y directa del todo.

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La hazaña consistía en pasar de un mundo a otro, y esto sólo se conseguiría mediante un acto mágico que tendría lugar en el sueño. La máxima potencia de la que Novalis se valdrá para lograr su cometido será la imaginación, acompañada de la voluntad. Por medio de éstas Novalis obligará a sus sentidos a percibir lo que él quiere percibir, el mundo será lo que él quiera que sea, logrará liberarse de la adherencia terrestre, de la consciencia actual. Así, el poeta arrivará al mundo de lo supremo, de lo sagrado, de la emancipación, del absoluto, de la verdad, llegará a tener una consciencia suprema. Este es el idealismo mágico.

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El mundo diurno, y todo lo que éste conlleva simbólicamente, será sólo una mitad de lo real, siendo la noche, con todos sus símbolos, la otra mitad. Novalis apostará por esta segunda, ponderándola por sobre todas las cosas. La conclusión, la cual se da de manera triunfal en el tercer himno de Himnos a la noche, es que el más allá no es inaccesible, sino que sólo falta tener fe en la voluntad. Novalis, con su hacer artístico, construye de verdad un pequeño sistema filosófico, un pensamiento, el cual no es de carácter racionalista, sino filosófico-poéticos mágico-mítico.

14 octubre 2009

Más allá de la razón (2)

Los hombres, mas no el hombre

Desde la sesión anterior, hemos ya entrado en el terreno de otras reflexiones, las del romanticismo. En esta ocasión nos hemos cuestionado en torno al problema del espíritu de la época en la que lo romántico tuvo su gran auge. Bajo este cuestionamiento, hemos acumulado una gran serie de rasgos que intentan definir dicho espíritu, tales como libertad, individuo, interioridad, totalidad, reconciliación con Dios, fe, vida, arte, empirismo, sensualidad, comunidad, organicidad, misterio, oscuridad, pasión, simbolismo, mito... seguidos de un largo etcétera. Pero, una pregunta surge en nuestras reflexiones: ¿hay algo que le dé unicidad a toda esta serie de nociones que parecen, a primera vista, plenamente dispares e inconciliables? Pensamos que sí. Todas pueden ser relacionadas en tanto atacantes directos del movimiento filosófico conocido como Ilustración.

Lo principal que se le atacará a los ilustrados será su elaboración de categorías conceptuales, las cuales tienen un poder deductivo, pero ningún referente real en las cosas, es decir, se presumen como leyes generales de la vida, pero no se constituyen, en ningún grado, como parte de la vida misma. Así, lo que el romático hará será apostarle cabalmente a la vida fenoménica, al aquí y al ahora. Rechazará cualquier cosa que le huela a sistema totalizante o a abstracción, y aceptará lo que se entregue a la abundancia del caos y a lo que se presente como inabarcable. Tendrá un gran apego a la la vida y a los hombres. A los hombres, mas no al hombre. Con respecto de las absrtracciones que creaba la Ilustración, Herder decía que él había llegado a conocer a muchos hombres, a éste o a aquel, pero nunca había conocido al hombre del que hablaban los ilustrados.

Así, los románticos buscarán cualquier acercamiento a la realidad que diste de la "luz" de la racionalidad conceptual. En oposición a ésta podrán encontrar el símbolo, los sentidos, lo onírico, lo popular, lo particular, lo misterioso, etc. Su anhelo constante será probar la vida directamente de la fuente, sin ser mediatizada por alguna abstracción o estructura universalista. A la razón le opondrán la emoción, al concepto le opondrán el símbolo, a lo claridad del sol le opondrán la tiniebla de la noche, a la abstracción le opondrán el empirismo, a la vigilia le opondrán el sueño, a la exterioridad le opondrán la interioridad, etc. El romanticismo es un acto de rebeldía contra lo que ha sido institucionalizado como verdadero y como positivo, que en reliadad es una reducción del hombre que lo lleva a la muerte. Lo que ellos quieren es vida directa del grifo.
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Con esto, podemos obsvar que el romanticismo no es simplemente una serie de rasgos definitorios, sino que es en verdad un todo verdaderamente complejo y difícil de reducir a unos cuantos aspectos. Es posible que el romanticismo haya llegado a constitur toda una filosofía, una manera particular de concebir el mundo, una forma singular de ver las cosas. Es en realidad un tipo de visión bajo la que se observarán todos los apectos: la naturaleza, el hombre, las cosas, el arte, el ser... Es ésta una manera de ver las cosas que trascendió el tiempo. Ciertamente tuvo su auge en una epoca, pero quedará en los posteriores hombres occidentales, y llegará a permear profundamente en la cultura. Lo romántico del romanticismo irá más allá del tiempo y del espacio.

Un hecho importante que hay que mencionar es la cuestión de que el romanticismo se vio ciertamente incentivado por las características del pueblo alemán de esos tiempos: una comunidad religiosa, espiritual, que miraba más hacia el desarrollo interior que hacia el progreso material exterior. Esto es la reacción natural ante el desarrollo progesista material que se observaba en un pueblo como era el francés. Es decir, las diferencias políticas y económicas entre ambos pueblos son fundamentales para las diferencias entre Romanticismo e Ilustración: distintos sustratos propiciaron distintos comportamientos.

Nos surge una última pregunta, tal vez la más importante: ¿Qué es lo que está en juego en ambas posturas? ¿Por qué motivo es su enfrentamiento? Ambas intentan definir una manera de acercarse a la vida, una forma de interpretar lo que los rodea, así como lo que los constituye desde su interior. Es el intento por descifrar al hombre, a la naturaleza, y a la relación entre ambos.

07 octubre 2009

Más allá de la razón (1)

El camino hacia el romanticismo

Es sumamente difícil “despachar” el tema del romanticismo con una definición o con la mención de unos cuantos rasgos que lo caractericen. Esto se debe a que es un complejo filosófico, una visión profunda del mundo. También a la hora de analizar a los autores “románticos” nos encontramos con que es imposible definir como ciento por ciento romántico a alguno de ellos, pues siempre se da el caso de que lo romántico y lo ilustrado se mezclan en una dialéctica. Así, lo único que podremos encontrar es que un autor sea, o bien, predominantemente romántico, o bien, predominantemente ilustrado.

De lo que sí podemos estar seguros es de lo siguiente: el romanticismo es un gran grito ante los poderes destructivos de la ilustración, de la industrialización, de la especialización, etc. Es una gran añoranza de la restitución de la totalidad del hombre, de la restitución del poder de la naturaleza y de la restitución del hombre a la naturaleza.

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¿Qué atacaba el romántico de la Ilustración? Es ya bien sabido que si se habla de modernidad, necesariamente debemos hablar de la razón, que es la herramienta humana indispensable para alcanzar cualquier objetivo impuesto y el medio por excelencia para acceder al progreso.

Dentro de la razón existen dos tipos de pensamientos contrapuestos que conforman una totalidad para el hombre: el pensamiento operativo con el homo oeconomicus y la economía, y el pensamiento especulativo con el homo filosoficus y la filosofía. La política vincula a las dos disciplinas anteriores, además las reflexiones del homo politicus cimientan las nociones de ciudadanía, ley y sociedad, básicas para la organización del Estado en el que vive.

El pensamiento operativo se regula por preceptos como la praxis, la técnica y la utilidad para lograr un desarrollo exitoso (en cualquier ámbito) mediante una metodología encaminada a la objetividad y a la perfección; el fundamento de estas normas se encuentra en la Revolución Industrial. La percepción de este tipo de pensamiento es binaria y maniquea: todo tiene que ser blanco o negro, bueno o malo, sin matices ni claroscuros. Si se tuviera que representar con una disciplina y con un tipo de hombre, sin duda la economía y el homo oeconomicus serían el mejor ejemplo.



El pensamiento especulativo se basa en la reflexión sobre los conceptos para generar teorías, es por ello que también se le puede llamar a este tipo de razonamiento “pensamiento teorético”, pues se dirige únicamente al conocimiento y no a la acción ni a la práctica. La filosofía es la disciplina característica de este tipo de raciocinio. La Revolución Francesa, con sus ideales del hombre emancipado de la naturaleza y en contra de Dios, es el punto de partida para hacer estas reflexiones.

La percepción ya no es binaria, ahora se convierte en análoga y deja de ser dualista, ya que se acepta la escala de grises por la semejanza que estos colores tienen con el espíritu humano: no somos ni muy buenos ni muy malos, somos una aleación de estos valores. Siguiendo los principios que Friedrich Schiller postula en sus Cartas sobre la educación estética del hombre de 1795, el arte y el juego, junto con el ocio de Friedrich Schlegel, perfectamente se inscriben en este modelo de pensamiento. Es así como nace el hombre verdadero y libre, el homo ludens.

Existe una interesante idea (o metáfora, si se quiere) para concebir ambos mundos. Lo masculino es la civilización y la destrucción, lo femenino es la naturaleza y la vida, y cuando el hombre conquista y la mujer seduce empieza el juego del erotismo, que abre todo un mundo de significaciones placenteras. El hombre sólo juega cuando es hombre en el pleno sentido de la palabra, y sólo es enteramente hombre cuando juega. A través de la belleza caminamos hacia la libertad: el arte bello educa y refina la sensibilidad para que después la plenitud llegue a la vida práctica y al mundo histórico.

En este momento es cuando nace el primer ataque al imperio tiránico de la razón: el movimiento moderno/antimoderno, mejor conocido como romanticismo.

El romanticismo es la época de la recuperación de la armonía, de la libertad y del orden comunitario, además busca una reconciliación entre el hombre y la naturaleza. Se interesa por lo desconocido de lo conocido, lo análogo, lo simbólico, lo misterioso y lo nocturno, en contraposición son el concepto abstracto y las luces de la Ilustración. Todo esto con el fin de completar la experiencia humana, que el racionalismo dejó incompleta con el ostracismo que impuso a estas categorías, además de la división del trabajo y la especialización del hombre, los cuales fragmentan y alienan el interior de éste.


Para Schlegel, la ironía es el juego característico del romanticismo, que busca romper con la tradición racionalista de la claridad, el orden y el sistema. Constituye una desestabilización de la totalidad.

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