07 septiembre 2008

Razón




La novela es el género por excelencia de la modernidad.

¿Por qué La muerte de Iván Ilich es una novela moderna?


Primero por el afán de dominio de la naturaleza. Iván Ilich se resiste a la muerte, a la naturaleza. Y en segundo lugar, entendiendo modernidad como cambio, los personajes son muy medidos, muy calculadores. Mientras Iván Ilich se va enfermando, va perdiendo eso.

La definición central de razón es facultad de cálculo, la facultad de medirse. En ese sentido el hombre es un animal racional.

Una actitud sumamente racional sería preguntarme antes de salir a una reunión, ¿cómo me voy a comportar con fulano o fulana? ¿le doy la mano? ¿cómo se la doy? Si es una mujer, ¿le doy un beso o no? Todo tiene significado y dependiendo del mensaje que le quiero transmitir actuaré de una u otra manera.

El hombre racional es medido porque está preocupado por los resultados y quiere sacar partido de las cosas. Yo me mido en el comportamiento con otro en términos de eficacia.

Otros rasgos del hombre moderno:
Pérdida de espiritualidad (el hombre suple a Dios como centro del universo)
Individualidad (resultado de la visión anterior)

Por tanto:
Tiene la capacidad de crear y modificar su existencia y el mundo.
El Todopoderoso es el hombre.

En La muerte de Iván Ilich, se revela que el personaje (y el hombre) no tiene control sobre la muerte. Se revela impotente.

No vivimos en la modernidad con la conciencia de morir. Es un asunto ajeno a la vida del hombre. Con la ciencia y la tecnología intenta postergarla, porque la muerte “no debe ocurrir” y por eso nos ponemos muy contentos cuando vemos que la expectativa de vida ha crecido mucho.

Tampoco está incluida en la visión moderna la enfermedad ni el dolor. Sin embargo todos estos hacen que el ser humano le de sentido a su vida.

Sólo te das cuenta del dedo meñique cuando te pegas en él, si no, te pasa desapercibido.

La muerte de Iván Ilich: el abismo de la existencia.

Dicen los que saben, Bolaño concretamente, que el arte de la novela consiste en asomarse al abismo de la existencia humana sabiendo que este te va a devolver la mirada y probablemente te devore y te lleve hasta adentro; esos son los valientes, los que son capaces de asomarse al abismo a sabiendas de que te va a devolver la mirada; hay otros que se asoman al abismo y prefieren mirar para otro lado y terminan las novelas con un final feliz, con bodas y campos. Hay otros que se van hasta adentro junto con la mirada y salen de allí, después de hurgar, caminando, con dignidad pero enmierdados.

RAZÓN

En su artículo, Wellmer hace un análisis del pensamiento de Weber.

¿Qué quiere decir cuando menciona que modernidad constituye esencialmente un proceso de racionalización?

Si yo digo, vamos a racionalizar un poco las intervenciones que están teniendo, ¿qué estoy diciendo?

Decíamos que razón significa facultad de cálculo. Y calculamos acciones con el objeto de mejorar la eficacia de las mismas. La razón es esencialmente práctica. Si se trata de que las acciones sean eficaces, queremos decir que aporten ganancias. Más cosas con menos recursos, ya sea materiales, humanos o financieros.

¿Cuál sería la pregunta aquí? : ¿Cómo?

El cómo es el proceso de racionalización: división del trabajo según capacidades, habilidades y destrezas, reglas generales, cálculo de materiales, distancias y gastos.

Entonces moderno, modernización o modernidad es una categoría directamente vinculada con el proceso marcado por la Revolución Industrial. En el corazón de la modernidad operan tanto la Revolución Francesa como la Revolución Industrial, y ésta última inaugura la nueva etapa del capitalismo, en la que de lo que se trata es de producir para el mercado.

Así, en la modernidad estará siempre latente el principio del método, de la organización, del cálculo, de la sistematización, con el fin de obtener cada vez mejores resultados.

¿Y esto qué tiene que ver con la novela?

La novela moderna presenta todas estas características: debe ser eficaz, en sus personajes, en su narración, en la captación de la atención del lector, en la organización de los temas, en la configuración de la estructura, el sistema de la novela.

Wellmer dice: «Para Weber [moderno, modernidad o modernización] está concebida como un proceso de racionalización progresiva», y la racionalización significa un aumento de la racionalidad. Pueden distinguirse tres aspectos diferentes en el concepto de racionalidad de Weber; deliberada, formal y discursiva.

1) Deliberada: En su sentido más limitado, la racionalidad significa para Weber la elección de los medios más eficientes para realizar objetos predeterminados. Esto nosotros lo aplicamos en cualquier cosa, en nuestras tareas, en un viaje determinado, “¿por qué camino me voy?”. Ese es un ejercicio de racionalidad.

Nosotros estamos hechos de esto todos los días y a cada rato.

2) Formal: En un sentido más extenso el concepto de racionalidad significa la imposición de un orden coherente y sistemático sobre la diversidad caótica… la universalización del caos. O sea es el tema de la introducción del orden. “A ver cómo nos organizamos internamente para producir”.

Esto también va a tener que ver con la novela: primero hay que elegir los medios con los cuáles va a trabajar el escritor, sobre todo al interior de la novela, cómo organizar el relato. Y uno se puede dar cuenta de que hay novelistas ampliamente racionales, que van dosificando la información que van dando al lector.

En la sociedad también se lleva a cabo un ejercicio de racionalización: el Estado es la gran instancia ordenadora de la vida social. La sociedad moderna se ocupa del orden de la sociedad y regula el comportamiento de los individuos por medio de la Ley.

Si no respetamos las leyes se produce el caos.

La sociedad moderna es la sociedad de la Ley y es la sociedad de la Educación del ciudadano en función de que la esta pueda funcionar.

Nosotros como sociedad mexicana no hemos alcanzado este grado de racionalización de la sociedad y desempeñamos una existencia caótica, cada quien hace lo que quiere; lo menos que existe en México es el respeto a ley, a la norma, al reglamento; eso nos lo brincamos.

Y tal cosa tiene un costo muy caro: somos una sociedad sin competencia, sin calidad en los productos, ineficaz, derrochadora, sin control; los políticos se apropian de todo, no hay transparencia en los gastos.

En tal sentido Weber menciona que la sociedad moderna es un continuo proceso de racionalización, de elección de los medios eficaces para obtener los mejores resultados, de organización de todos los recursos para introducir orden en las acciones, orden y método, al grado que puede llegar a ser fría en ese terreno. No permite que se mezclen las emociones ni los sentimientos.

Si necesito una persona que organice los recursos humanos voy a buscar una persona fría que no se conduela de los demás, alguien que piense en la eficacia y no en los sentimientos, y por eso llega a ser cruel.

3) Conceptual/discursiva: Es el sentido más intelectual de la razón. El que se refiere a salir del encantamiento de la naturaleza, de la ignorancia, y entrar al reino de la verdad científica.

Los procesos científico y tecnológico siempre van entrelazados, son investigación y aplicación. Por eso determinadas empresas buscan financiar a las escuelas o facultades que se dedican a la investigación, como Química e Ingeniería. Difícilmente una empresa financiaría a la Facultad de Filosofía y Letras, pues no produce nada concreto.

Entonces, hoy Ciencia y Tecnología significan método, sistema, orden, organización, eficiencia, rendimiento, resultado. Eso es lo que se valora hoy día, son los grandes valores de la sociedad moderna. Hoy día, la Universidad está sometida tremendamente a la presión de los resultados. Por ejemplo las exigencias de Conacyt para entregarle financiamiento a algunos programas.

En el terreno de la literatura esto también funciona. Se trata de escribir con un lenguaje eficaz. La eficacia del lenguaje en una novela o un libro significa que tú lo tomas y no se te cae en la página cinco. No se te cae quiere decir que no lo cierras porque te aburre.

Hay autores excelsos que empiezan diciendo cuál es el final de la novela, como Ernesto Sábato, en El Túnel, que empieza diciendo “Yo soy Juan Pablo Castell y maté a María Irybarne”. Más radical es el caso de La muerte de Iván Ilich, que desde el título te dice de que trata y en qué va a terminar. Entonces, te atrapa porque te interesa cómo llegó a eso. En ese sentido la novela es también un proceso de racionalización.

En la novela se da la administración de las emociones, del flujo de situaciones, de tal manera que una novela erótica no se te vaya solamente por el erotismo porque te va a aburrir.

Estas tres características no se dan separadas sino siempre entrelazadas.

Toda la sociedad moderna es ese proceso imbricado de racionalización.

La muerte de Iván Ilich

La muerte no tiene cabida en la modernidad. En una cultura en la que estamos orientados hacia el futuro, la esperanza, el control sobre los procesos naturales, obviamente la muerte no tiene cabida.

Tenemos control sobre la enfermedad, tenemos control sobre la muerte en la medida en la que hemos podido postergarla, sin embargo no se deja y todavía ocurre. Entonces ahí también está presente una de las características de esta novela.

Se dice que antes de morir pasa toda tu vida en una fracción de segundo, porque es el gran balance, como el envejecimiento: “bueno, ¿qué hice?”. Cuando se tienen más de 60 años comienza el balance. Sabes que llegaste al final, que estás en el tramo final. Siempre pudo ocurrir, pero si no ocurrió ni a los 5 ,10, 25, 35, 48, 57, 63… lo más probable es que ocurra en algún momento ya próximo. Y cuando sabes que llegaste al punto final y te faltan algunos metros, es como acercarse al morir con más tiempo que esa idea en la cual toda la vida pasa un segundo antes de morir. Y viene la pregunta ¿y? ¿esto fue todo? ¿a qué me dediqué? A ir a la escuela toda la vida, trabajar como un verdadero animal, porque luego te casaste, tuviste hijos y tuviste que educarlos. Bueno, cuando tienes el primer hijo nunca piensas que el día que nace es el primero de 25 años seguidos, sin parar, sin respiro. Eso lo piensas cuando al cabo de los 25, 28 o 30 y entonces respiras y te das cuenta que ya es tarde.

Este es el sentido de La muerte en Iván Ilich, ¿cómo la muerte es el principio de la vida o lo único que le da sentido a la vida? Porque la valoras de nuevo, ya estás al final.

Hay un poema de León Felipe y él solía decirlo no sólo en el poema: «sólo al final de la jornada el hombre puede decir quién es». Ya que viviste y llegaste al final puedes decir quién eres.

Un matiz:

Moderno es una cultura, es un tipo de hombre y es al mismo tiempo un tipo de sociedad.

Se caracteriza porque tiene muchas caras. Mínimo dos: Estado y Mercado, que son al mismo tiempo dos grandes herramientas, dos grandes instrumentos y son dos grandes fuerzas. Y estas dos caras están en la sociedad, dentro de la cultura y dentro del hombre moderno.

Es una cultura contradictoria además, porque hacia donde jala el Mercado, muchas veces es todo lo contrario de lo que quiere el Estado.

¿Qué quiere el Estado o para qué está?

Es un medio de cohesión y de coerción. Esta para ambas cosas y las ejerce de varias maneras.

Al Estado lo que le interesa es que haya sociedad, que funcione el contrato social, que no estemos todos contra todos.

Busca todos los mecanismos tendientes a permitirnos vivir juntos. El primero de ellos es la Ley. Lo que quiere decir que «a Itzel le pertenece este cuadrito, este terreno, no invada acá que le toca a Susana». Porque el “respeto al derecho ajeno es la paz”.
Aparte de la Ley, el Estado agrega Educación. Por eso en principio de los tiempos modernos, la función de educar estaba a cargo del Estado para formar ciudadanos.

El ciudadano es muy consciente de que tiene intereses pero también los demás. Entonces él se maneja dentro de la ley. El ciudadano asume derechos y obligaciones.

La construcción del ciudadano es la primera garantía de que no nos vamos a matar.

El Estado tiene además dos instituciones que son claves: la cárcel y la clínica (medios de readaptación social).

Para que todo marche bien dice el Estado, voy a asegurar Educación, Salud y Empleo para todos. Y voy a generar un mecanismo solidario, lo cual quiere decir que con los impuestos que pagan los ciudadanos, pero sobre todo los más pudientes, vamos a compensar aquellos pocos impuestos que pagan otros y con eso constituimos lo que se llama el presupuesto de la Nación.

Con ese dinero se financian programas de Educación, Salud o Empleo. Tenemos una serie de programas con el fin de que nadie se quede fuera del círculo social. Porque si alguien se queda fuera y no se le facilita que tenga lo que le hace falta, el racionamiento de la teoría estatal dice que ese individuo va a delinquir, lo cual genera el caos.

Este Estado moderno así planteado es una maravilla, que funciona en torno de un principio ético: solidaridad.

Entonces, la modernidad desde este punto forma hombres cabales, forma un tipo de hombre íntegro, responsable, respetuoso, ordenado, disciplinado, solidario, “educado”, etc.

¿Cuál es la función del Mercado?

Producir y ganar. Producir más con menos. Para lograrlo, los derechos sociales no cuentan, porque cada derecho social cuesta. Y si financio los derechos sociales desde mi empresa voy a encarecer el proceso de producción de este producto porque le tengo que agregar esos costos. Pero a la empresa vecina, el producto le cuesta menos. Entonces, no soy competitivo.

El gran valor del Estado es la solidaridad y el gran valor del Mercado es la competitividad.

Hacemos este matiz porque en la modernidad están presentes ambas fuerzas. Y todo esto es Razón e Ilustración.

Estas dos grandes fuerzas son dos visiones distintas dentro de una misma visión de mundo, el regido por la razón.

Se puede hablar de dos grandes momentos en la modernidad. Un momento original en el que el Estado tiene una enorme dimensión frente al Mercado que es muy chiquito, a tal punto que por la gran fuerza del Estado, el Mercado está dentro del Estado. Esa es la sociedad moderna clásica, en la que lo central era el poder estatal.

Pero el Mercado es una fuerza que siempre está golpeando, prueba de ello son las dos Guerras Mundiales del siglo XX, que son producto del Mercado, también la Guerra Fría. Hasta que en los años 70’s la fórmula se invierte: Mercado-Estado, y esta ha pasado a regir en el mundo, la visión de la eficacia, de la ganancia, de los resultados.

Hoy el Estado es una entidad chiquita amarrada por las fuerzas económicas. Quedan ciertos residuos de este Estado. En México un ejemplo de esos residuos es la UNAM, porque si se intenta privatizarla eso puede desatar una situación de caos en el sistema y desestabilización política en el país.

Cuando en medio de la modernidad, fines del siglo XIX, en plena sociedad moderna con el poder del estado a todo lo alto, aparece el romanticismo en el campo de la literatura, aparece como un movimiento contra la modernidad.

Pero contra la parte de la modernidad en la que la razón es aplicada al dominio de la naturaleza, contra la razón instrumental u operativa. Porque el romanticismo es una reivindicación de todo lo natural y de todo lo natural que hay en el hombre.

Entonces el romanticismo es un movimiento moderno y a la vez antimoderno.

Así como hay Estado-Mercado, Mercado-Estado, hay dos tipos de razón: razón especulativa y razón operativa, y las dos son modernidad. Hasta hace poco el ideal de hombre era el erudito, el intelectual, el sabio, el gran pensador. Hoy día el gran ideal es el gran vendedor.

¿Cuál es el gran escritor hoy en día? El que vende más.

Cambia también el criterio, porque cambia la visión, el parámetro, porque el mundo también cambió. Y como un hombre como León Tolstoi fue capaz de decir, allá por fines del siglo XIX, cuando el romanticismo atisbaba a dónde nos podía llevar el Mercado y la razón operativa, él fue capaz de denunciar al hombre convertido en mercancía útil, al hombre visto nada más como fuerza de trabajo que a la hora de la muerte muestra toda la vulnerabilidad que tiene, ya no sirve, dejó de funcionar en el engranaje.

El genio de Tolstoi radica en haber visto esto hace más de un siglo. Porque La muerte de Iván Ilich da muestra de la muerte de esta sociedad en la que se privilegia el pensamiento especulativo, el pensamiento creativo, la preeminencia del intelectual. Hoy día nuestros intelectuales son los comentaristas televisivos: Joaquín López Dóriga, Adela Micha.

VIDEO

Dale un título.


1 comentarios:

Anónimo dijo...

El orden, el método, la razón, viven encerrados en sus propios límites, en su propia celda. Viven ajenos a la vida, por eso como no la comprenden, tratan de someterla para enseñorearse sobre la vida misma, y como no fijaros como la razón está de nuestra parte.

Design by Dzelque Blogger Templates 2008

Moderno / Posmoderno - Design by Dzelque Blogger Templates 2008