21 abril 2010

Posmodernidad (1)

La lógica cultural del capitalismo tardío


De cierta manera, hemos recorrido todo el tramo teórico de lo que conocemos como modernidad sólo para llegar al momento de explicar la posmodernidad, la etapa en la que vivimos. De esta forma, teniendo como base todas nuestras reflexiones anteriores, podremos entrar de lleno en la investigación de nuestra sociedad contemporánea. Para esto nos será de especial ayuda el texto La lógica cultural del capitalismo tardío, de Fredric Jameson.


En realidad, esta nueva etapa de Occidente es el último momento de nuestra línea del tiempo (Ilustración, romanticismo, vanguardia, postvanguardia, posmodernidad). Tal vez este fenómeno ha surgido a partir de las consecuencias que ha tenido en el mundo el mercado multinacional, es decir, la generalización del consumo exacerbado de mercancías, su aliciente mediante los medios masivos de comunicación y las nuevas tecnologías que permiten todo el proceso.


Hoy en día se han revertido todas las primeras miras ilustradas, modernas, de la república democrática: la creación de un estado que formara ciudadanos críticos y la posibilidad de que éstos vivieran en convivencia. Hoy la noción de libre mercado ha sobrepasado todos los ámbitos de la existencia, hasta el punto de haber absorbido incluso al estado, el cual se supone que tendría el trabajo de regularlo.


Lo anterior tiene como resultado inmediato la transformación del individuo. Ahora se privilegiará el exterior por encima del interior: el hombre tratará de definir su existencia en función de la variabilidad de consumos que el mercado le ofrece, en lugar de definir su identidad (como ansiaba la modernidad) a partir de un trabajo intenso de desarrollo del intelecto y del espíritu: el canon de ciudadano (sujeto crítico) ha cambiado por el de consumidor (individuo acrítico). El individuo posmoderno reemplazará las necesidades interiores, la plenitud, la felicidad, con consumos. La nueva consigna será "soy totalmente palacio", la cual se legitima y legitima la nueva lógica cultural.


En este sentido Jameson es muy claro: la posmodernidad no es un estilo a escoger entre otros. En realidad, la posmodernidad es una pauta cultural dominante, determinada por el capitalismo tardío, el cual es la tercera fase de dicho modelo económico (la primera es el capitalismo clásico y la segunda el capitalismo imperialista). La diferencia entre la primera y la tercera etapas es radical: antes, en el liberalismo, había un individualismo moral que era parte de un proyecto colectivo; el trabajo, generador de riqueza, era fundamental para la economía real (la cual estaba regida por la ley). Ahora, la individualización es radical, cada quien consume en su espacio sin proyectar utopías junto con nadie; el desempleo es una gran consigna, pues las máquinas han reemplazado al obrero en muchos ámbitos y la bolsa de valores, la economía virtual (dinero genera dinero, y ya no trabajo genera riqueza), reina por encima de la economía real. La nueva lógica posee los valores de consumo, beneficio, rendimiento, eficacia, resultados, productividad. Es un capitalismo salvaje, que está por encima de todo a cualquier costo: la ley se ha convertido en simple retórica, pues la ley real es un obstáculo para el libre mercado.


Nosotros, los que habitamos hoy el planeta, somos hijos en toda medida de la nueva lógica cultural. Hemos pasado del hombre que elaboraba conceptualmente (homo sapiens sapiens) al hombre que recibe su identidad mediante la imagen (homo videns).


Los albores de la posmodernidad pueden situarse después de la Segunda Guerra Mundial, de la Guerra de Vietnam, de la derrota de los movimientos de contracultura... Es decir, alrededor de los años 60. En este sentido se comprende la noción de capitalismo tardío. Después de los horrores bélicos del mundo racional, parecería que las sociedades del planeta tomarían otro rumbo, el socialista. Todo parecía indicar tal cosa, la Revolución cubana de 1959, la derrota de EUA en Vietnam, la liberación de las colonias en Asia y en África... Sin embargo, el capitalismo fue capaz de dar un gran giro, de refuncionalizarse y de revivir de sus cenizas: el capitalismo llegó tarde a la fiesta de su muerte, pero llegó, arrasó con todo y se instauró nuevamente como el ente dominante del mundo, ahora bajo el nombre de neoliberalismo.


¿Podemos decir que la posmodernidad es una degradación de la sociedad humana y, por ende, del hombre? Si tomamos como canon de realización humana a la modernidad, ciertamente podremos decir que lo es. Sin embargo, hay que pensar, como lo piensa Jameson, que la esta nueva etapa humana es un momento histórico como cualquier otro, y por tanto no es pertinente el juicio de valor respecto de él.


Lo que sí es pertinente, y necesario, es la reflexión sobre el fenómeno posmoderno y la reflexión sobre sus consecuencias en uno mismo, para, a partir de ahí, tomar una decisión acerca de cómo debemos conducirnos en nuestra vida cotidiana, que es donde se generan todos los fenómenos reales.

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